A fines del siglo XIX, el proceso de ocupación de la Araucanía dispuso a los poblados de la zona como atractivos polos para la colonización. Hasta allí llegaron alemanes, suizos, franceses, ingleses y españoles que, entre otros inmigrantes, buscaban forjarse un futuro.
El ferrocarril fue fundamental para su integración en Temuco, y estableció una nueva manera de hacer ciudad. La estación se convirtió en su puerta de acceso, y los tranvías eléctricos articularon una red de comunicación entre las principales vías, una de las cuales era la avenida Alemania.
El nombre de esa calle obedecía a que los colonos de dicho origen se radicaron en sus inmediaciones. Allí se encuentra la casa de Carlos Thiers Püschel quien, desde Puerto Montt, se asentó primero en Nueva Imperial y luego en Temuco, marcando en ambos lugares una huella como importante empresario y actor político.
Su residencia en esta última ciudad reseña la historia y los antecedentes de la colonización europea en la región. Levantada en 1924, la vivienda es una de las pocas de la zona que aun permanece en pie, y testimonia el esplendor de las casas-quinta próximas a la avenida Alemania. Se conformó allí un barrio que seguía el modelo de ciudad-jardín, con construcciones cuya arquitectura asumió diversas influencias y expresiones.
En dicho contexto, y diseñada por Armando Caballero, la casa Thiers se destaca por su similitud con las villas construidas a comienzos del siglo XX en Viña del Mar –de donde provenía el arquitecto–. Se distingue también por su gran parque, que constituye un hito para Temuco hasta la actualidad. En 1996, el conjunto fue declarado monumento histórico y es hoy sede del Museo Regional de la Araucanía.
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