Complejo funerario: la importancia de los cementerios en los grupos Pitrén
El estudio de diversos contextos funerarios ha permitido a los arqueólogos comprender mejor las dimensiones rituales y la estructura social de quienes habitaron la Araucanía entre el 100 a.C., y el 1000 d.C.
Las excavaciones revelaron algunas de sus prácticas fúnebres, entre las que se cuentan:
- Las personas se enterraban con ofrendas materiales como vasijas y herramientas, lo cual supone la existencia de valores y creencias en torno a la muerte.
- Sus cuerpos se disponían de una manera especial, relacionados posiblemente con la valoración de determinados espacios. Por ejemplo, en "Villa José Muñoz Concha-1" (Villa JMC-1), varios rasgos indican que el cuerpo de uno de los difuntos fue depositado flectado en decúbito lateral, con la cabeza hacia el sur y la mirada en dirección al volcán Llaima (Mera, 2014).
- Los distintos modos de entierro, además de las diferencias en la cantidad y variedad de artefactos depositados junto a los individuos, explicaría las distinciones de estatus y jerarquías sociales al interior de sus comunidades.
En general los cementerios Pitrén se emplazaron en sectores de terrazas fluviales o lacustres para el sector andino, y de laderas de cerros o lomas de baja altura en el valle central y la costa, y siempre relacionados con hitos geográficos de relevancia.
La excavación del primer contexto funerario fue en la ribera sur-oriental del lago Calafquén, el cual se conoció tras la investigación que Menghin publicó en 1962. Posteriormente se registraron nuevos cementerios, entre los que se cuentan:
- Challupén-2, Pucura-1 y Traitraico-1, ubicados en la ribera norte del lago Calafquén, y descubiertos en los años setenta. En ellos se encontró por primera vez piezas cerámicas con rasgos antropomorfos y biomorfos.
- Huimpil, emplazado en el valle central de la Araucanía, y explorado en los 80. A partir de su excavación fue posible proponer tipos cerámicos, interpretar sus prácticas rituales mortuorias, y obtener el primer fechado absoluto en carbono 14 para el período Alfarero Temprano en la región.
- Km 15-Lof Mawida y Km 20-Licanco Chico, situado en la cuenca del río Cautín, y rescatado en 2004. Su análisis ha permitido ampliar la variabilidad tipológica y morfológica de la alfarería Pitrén, además de recuperar los primeros restos bioantropológicos.
- "Villa JMC-1", emplazado también en el valle del Cautín y rescatado a partir del 2007. Hasta el momento, es el único que presenta piezas nunca antes registradas, como adornos personales, pipas y un fragmento de textil.
Los tres últimos cementerios hallados en la zona del Cautín son de mayores dimensiones que los anteriores, lo cual ha permitido a los arqueólogos complementar sus investigaciones y establecer relaciones materiales y simbólicas entre Pitrén y otros asentamientos cordilleranos y costeros de la zona centro-sur.
Este sector cercano a Temuco cuenta con mayor número de contextos funerarios, posiblemente debido a fue el área donde hubo mayor presencia de poblaciones tempranas adscritas a Pitrén.
La recuperación de pendientes y aros de cobre en Labranza abrió interrogantes respecto a la provisión de materias primas y sus vías de circulación, a los eventuales lugares de trabajo de los metales y a las diferencias sociales que se crearon a partir de su uso.
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